viernes, 30 de julio de 2010

ZAPOTECA Urbanismo monumental

Desde unos cuatrocientos años a.C. hasta el final del Clásico en el 900 d.C. los zapotecos fueron consolidando su estructura estatal teocrática durante el apogeo cultural olmeca de quién tuvieron notoria influencia mitológica y política. Inicia su autonomía como protoestado convirtiendo en meseta un cerro ubicado en el cruce de tres

valles --evidente referencia a una Geografía
Sagrada--, haciéndolo válido para construir una superficie de unos 800 X 250 m.
En esta explanada, durante más de mil trescientos años, se levantará el centro ceremonial, político, astronómico y funerario de Monte Albán, conformado por una enorme plaza ceremonial rodeada de sistemas templarios, observatorio astronómico, campo de pelota, palacios y decenas de elaboradas tumbas.
De manera similar a los teotihuacanos, organizan su comunidad con un aglutinante dogma y poderosas masas arquitectónicas de singular estética. Fueron siglos de construcciones religiosas y civiles de purista presencia, dirigidos por una categórica teocracia con definidos objetivos de perennidad. Por el 200 d.C. comienza una estrecha relación con Teotihuacan de quien recibirá influencia ideológica y técnica.

Arquitectura
El corazón de Monte Albán es una gran plaza rodeada de sistemas templarios. Su edificación está concebida con volúmenes y vacíos interrelacionados que provocan una imponente solemnidad edilicia enmarcada por la potente solidez de sus masas, única en Amerindia. Diseñaron y ejecutaron una espacialidad monumental cuya distribución volumétrica limita perimetralmente la gran plaza. El recinto genera y expande su espacialidad cerrada por la altiplanicie del cerro. Este fenómeno ocurre por la reciprocidad de las partes armónicamente dispuestas, que generan y son contenidas por su propia espacialidad. Dicha simbiosis patentiza la monumentalidad de las masas subordinadas al todo, o sea, al recinto-plaza como contenedor espacial arquitectónico.
En el extremo norte de la plaza se reconocen los restos de columnas, elementos extraños para el Clásico, que hacen imaginar un imponente pórtico.
Monte Albán fue concebido por una ideología de Volición Eternal, Modo Estético Monumental cerrado, Estilo Purista, espacialidad intensiva y limitada, de volumen colosal y horizontal. Rodean la gran plaza basamentos templarios arquitectónico-escultóricos, característica singular pues los sistemas templarios, poseen un específico diseño para el culto de distintos dioses. Los sistemas muestran una imponente plataforma delantera, una plaza cercada y detrás un basamento con escalinata que ascendía al templo.
En el extremo sur construyó tempranamente un edificio templario destinado a observatorio astronómico.
Las numerosas tumbas, de varios y funcionales diseños, poseen simbólicas pinturas murales mítico-religiosas que rodeaban los riquísimos ajuares de los altos funcionarios sepultados. Queda así demostrada la gran importancia de los cultos funerarios, de acuerdo con la creencia de la deificación que advenía a sus gobernantes al fallecer y "nacer a la vida eterna".
Al igual que teotihuacanos, mayas e incas, fueron arquitectos natos con morfologías propias. Supieron traducir con poderosas formas un elaborado pensamiento mítico cuya configuración fáctica fue arquitecturizar la religión. Sus estructuras presentan la cabal solidez de toda construcción monumental: son eternales fuerzas colosales creadas para el asombro del pueblo y señalar su pequeñez y mortalidad.

Su simbolismo expresa una avasallante energía mística de severa poesía plástica, obra de sabios arquitectos de intelectualidad superior.
La secular edificación de Monte Albán, es fuerza creadora trascendental, aún vigente en la metafísica de sus entidades construidas, junto a la ambición ecuménica de su Fe coherente con una morfoespacialidad de volición eternal. Tal concepción, tuvo cierta continuidad a comienzos del segundo milenio d.C. cuando los mixtecas, asumieron el poder de la región.

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